Una sinfonía de ronquidos y pensamientos que invaden mi cabeza a todas horas me impiden dormir. Desde que crucé el charco es así, me he dado mil explicaciones… jet lag pensé los primeros días, falta de sol, con las fiestas no duermo de noche porque me acuesto tarde y me acuesto tarde porque duermo de día… y ahora esto, pensamientos, más bien rumiaciones pero son demasiado absurdas y repetitivas como para comunicarlas, quiero acallarlas.
Creo que no puedo porque si bien siempre he plasmado emocionalmente todo, ahora parece que me dedico más a racionalizarlo y no sé qué es peor… Echo de menos mis llantinas, esas pataletas que descargaban todo y se quedaban en eso… en una liberación impulsiva inmadura y sencillamente gratificantes al fin y al cabo.
Ahora me invade esa sensación de querer recurrir a una de esas depresiones pasajeras que caracterizaban mis cambios de humor… pero no me sale.
La verdad es que me estoy sorprendiendo a mí misma y a algunos amigos también, con una extraña capacidad para romper con eso y alegrarme aunque después vuelva a mis paranoias, pero alegrarme de verdad, divertirme, reír, bailar y disfrutar aunque sea por un momento.
Quiero recurrir a lo fácil, añoro mi tristeza, estoy triste porque no puedo llorar.
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