Oir

2 nov 2010

Odio

El miedo recorre, anticipa, paraliza y en ocasiones encoleriza. Las amenazas que atentan contra la integridad, ya sea física, moral o la de las expectativas, ideas, deseos, planes... que surcan la mente de cualquier ser humano, dan lugar al miedo. Puede ser un miedo con base, con sustento, con consenso popular porque se trata de una amenaza reconocida o simplemente un miedo subjetivo, particular, incluso íntimo… tienen al fin y al cabo el mismo valor para aquel que lo siente, aunque provoque diferentes reacciones. Ese miedo, amigo que previene de lo malo, de lo peligroso de lo que es mejor alejarse, es el mismo que coarta, que retiene y que se convierte en el mayor enemigo del género humano, ese que nos hace débiles y quejumbrosos y que nos deja cual perrillo con rabo entre las piernas, escondidos, convertidos en cobardes.

Pero hoy, más que de miedo, quiero hacer alusión de su faceta atrevida, la que en lugar de paralizar activa, la que prepara para la acción, para la defensa. El odio. Quizás para otros no sea comparable, pero para mí el odio no es más que el miedo a lo desconocido, a lo opuesto a uno mismo, a lo que pone en duda los propios principios, valores, vida, seres queridos, etc. Es esa sensación que surge sin duda para defender lo propio, lo que valoramos, lo que no queremos por nada del mundo ver destruido. En cuanto se atenta contra esto, surge una ráfaga que te inunda, que te acompaña y que lo tinta todo, incluso desviándose sin querer del objetivo, para solo respirar, aunque solo sea por un momento, ese desagradable sentimiento de malestar con el mundo. Es el desprecio por la vida.

Espero que se me pase pronto.

2 comentarios:

Amaya dijo...

El miedo, el odio... emociones habitualmente asociados a un sentir negativo... pero como dices tienen un aspecto necesario, una razón de ser.

La respuesta emocional es rápida, y no siempre equivocada. No obstante parece que en nuestros tiempos no tenemos tantas amenazas agudas que requieran de esa respuesta inmediata. Muchas veces el odio es, más que instintivo, algo alimentado. Una espiral de la que hay quien no quiere salir. Supongo que habrá cualidades de odio... El "bueno" y el "malo", como el colesterol :)

Interesante divagación, preocupante para quien te la haya inspirado ;)

Rita dijo...

jeje que tiemblen :) En realidad no ha sido una persona, sino una situación en la que se han visto implicadas varias personas, entre ellas yo y que como en todo siempre hay un perjudicado, en este caso yo, que me lo he tomado a la defensiva. Llevas razón, es algo alimentado, sin duda es la valoración de la situación lo que me hace percibirla como peligrosa, y es esta amenaza lo que despierta mis mas bajos rencores hacia el mundo, precisamente por ser una situación ambigua en la que no hay un culpable directo, por lo que acabo en el topicazo de "que injusto es el mundo(laboral, en este caso)".

Gracias por la lectura y el apoyo!

Archivo del blog